martes, 28 de septiembre de 2010

Elegime a mi vos sabes porqué, elegime a mi vos sabes muy bien que no tengo miedo. No sé donde vas, de dónde venís, dónde me llevás; eso no me importa, no tengo miedo.
Dispuesta a atravesar lo que tenga que pasar, llévame a cualquier lado que sea lejos. Preparada esperaré que me vengas a buscar, llévame a cualquier lado que te quiero ver.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Hay que estar un poco loca para dejar ir, sin decir nada, a alguien que acaba de decirte todo lo que siempre quisiste oír, que lo tenía oculto y lo disimuló a la perfección por tanto tiempo. Debe ser que estoy un poquito anestesiada por tanta conmosión, por no esperar algo así...pero sí lo deseaba.

Te costó tanto abrirte a lo que sentiste todo este tiempo, y escucharte decir todo eso que tenías muy adentro, se me hizo familiar, por un momento creí que era yo la que hablaba, pero no, eras vos. Sabía que decías la verdad, tu mirada, tu forma de hablar, que tratábas de hacerme entender que no era una anécdota lo que me decías sino que era tu realidad y que sino te escuchaba en ese momento nunca más iba a pasar. Así fue, sacaste todo y no quedó nada de nada, totalmente otra persona.


Como te dije, somos amores imposibles, porque es imposible que nos entendamos el uno al otro, aunque lo traté muchas veces, imposible que nos entreguemos a lo que deseabamos, imposible crear esa confianza que nunca existió, imposible que crea en todo lo decís, imposible que nos olvidemos de todo lo que vivimos o sentimos, imposible que elimines tu orgullo, imposible porque nunca ninguno de los dos quiso ver lo que realmente estaba pasando, e imposible va a ser que todo esto esté bien algún día porque es imposible volver a lo que nunca fuimos.
Hoy puedo decir que valió la pena todo lo vivido y que de la peor manera aprendí un montón. Que a veces lo disfrutaba, que cada tanto te odiaba, que algunas te quería y que otras simplemente era feliz. Conocí una forma de ser que nunca antes había presenciado que me llenaba y me mantenía en pie, y creo que por todo esto tengo que darte las gracias hasta de los malos momentos, porque de esas aprendí más que nada.

El día que te acuerdes de lo que te prometí te vas a dar cuenta que cumplí con lo prometido, y que no sé por cuánto tiempo se sostiene una promesa, por eso me tomé la libertad de decidirlo yo misma.